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    México Mágico en moto: Las Mil Cumbres

    México Mágico en moto: Las Mil Cumbres
    2017
    06
    Mar

    Continua mi viaje por México Mágico en moto, para rememorar el tramos de las Mil Cumbres. Esta vez con una ruta por en interior, Chiapas, Puebla, México, Michoacán, Jalisco y Sinaloa. Chiapas, uno de los estados que decían el más peligroso para rodar por los continuos bloqueos en las carreteras resultó ser uno de los más bonitos en cuanto a paisajes… Nada ocurrió, solo magia…

    San Cristobal de las Casas

    Es una ciudad espléndida de estilo colonial donde se mezcla, como en todo México, lo tradicional con lo nuevo, está en el estado de Chiapas. Un lugar donde se turistea paseando por sus calles, sea de día o de noche. Llegué hasta una cafetería del hotel, donde me recibieron otros amigos. (México está lleno de amistad, de amantes de la pasión por el equilibrio). Tomamos algo de comer, se fueron sumando otros más. Mi idea era pasar una noche y salir al día siguiente, tengo los días muy justos para llegar hasta Tijuana y tengo que reservar alguno por si ocurre cualquier cosa…

    Insistieron en que debería conocer algo más y me acabaron convenciendo para pasar dos noches allí. Este era uno ocasión magnifica para gastar alguno de esos días que como os he contado, guardo para “porsi”.

    Hotel Rossco, punto de encuentro

    El alojamiento aquí no iba a ser un problema, mediante las redes sociales ya se había puesto en contacto conmigo el dueño de un lugar Mágico: Rossco Hostel. Tenía preparada una habitación y adelantándose a mis decisiones, para dos o tres noches. Perfecto. Después de asentir y asegurar que me quedaría un día más, salí bien escoltada hasta Rossco.

    Este lugar es un BBB, Buenos, bonito y barato. Una antigua casa convertida en hostel donde dormir con la moto a tu lado, lavar ropa, hacerte un buen desayuno, charlar en la noche alrededor de una hoguera o disfrutar sin más de sus hamacas en las terrazas con unas bonitas vistas. El ambiente viajero me encanta, gente de todas partes que llegan hasta ahí y comparten música, juegos y bebidas.

    Para mi alegría, en el patio del Rossco hay varias motos más, viajeros que llegan de Guatemala. Quedamos para hacer juntos una ruta al día siguiente; el Cañón del Sumidero, en Txusla Gutierrez. La carretera hasta ahí es preciosa, llena de curvas, de vegetación y de buenos motoristas que me marcan cada curva, me acompañan en cada giro. Me siento afortunada. Voy volando sobre mi Ducati Scrambler.En estos momentos me siento libre y viva, son los ratos que una pasa sobre su moto viviendo una gran experiencia, controlando cada frenada, cada grado de inclinación, cada rugosidad del asfalto en las manos. La moto te transmite cada vibración del terreno, el viento, sientes el frío, el calor de cada masa de aire. es la pasión por el equilibrio, los momentos de concentración ante cada giro que hacen que la mente descanse y se refresque…en esos momentos vivo la experiencia de ir en moto al 100%.

    El Cañón del Sumidero

    Un paseo en barca que es totalmente recomendable para observar y disfrutar de ese paisaje increíble que nació de un pequeño río y transformó una presa. Puentes con trampolines de más de 15 metros que se usan para la fiesta del salto, cocodrilos y monos en las densas orillas selváticas, garzas, garzas reales y cormoranes meciéndose en las ramas de una exuberante vegetación tropical…

    Lo único que no me gusta es ver la acumulación de plásticos que traen las corrientes del río arriba, donde las comunidades no tiene forma de recitar y cada desperdicio que no es orgánico sobrevive a todo una año para bajar por las aguas hasta acumularse frente a las orillas de los manglares formando feas islas de basura.

    Regresamos a nuestras motos y decidimos ir a comer algo ya en San Cristobal. Aquí, de nuevo vuelvo a encontrar la amabilidad de estas gentes. Al probar una de las salsas picantes que tienen sobre la mesa y comunicar al camarero (aquí se llaman “jóvenes” tengan la edad que tengan y me resulta muy raro llamarlos así) mi predilección por una de ellas, me contesta que es casera, que la hacen allí y minutos más tarde me regala una botella con esta rica salsa de chiles.

    Tras la comida llegamos a la ciudad; la noche se transforma en vida cuando nos reunimos en una típica mezcalería. Probamos sus licores, de pechuga, ahumado, de seis conejos, todos deliciosos, acompañados de naranja y algo picante. Me retiro pronto con la promesa de regresar algún día. Me espera una jornada dura al día siguiente, pero de nuevo no iré sola. Uno de los componentes del grupo se ofrece a hacer la mayoría del camino conmigo.

    Camino a Tehuacán

    Temprano, muy temprano, en esta parte del mundo amanece muy temprano a las seis el sol ya está por encima del horizonte, hay mucha luz.  Salgo acompañada de nuevo hacia el norte. Cientos de kilómetros en línea recta que se hacen eternos, infinitos. Es muy tedioso, aburrido, desesperante. La diferencia es que voy acompañada y en cada peaje, más de diez, en cada cruce, puedo compartir la larga y extenuante recta interminable.

    Las horas se suceden entre peajes y el calor en las dichosas rectas. A veces subimos un pequeño puerto, pero tras tres pobres giros volvemos a la rutina, dos horas, tres, cuatro…

    Pese a la petición de mi compañero de parara a comer, no lo hacemos, prefiero continuar, le digo. A media mañana se detiene en el arcén, justo en un puesto de piña. Descansamos bajo un toldo en la sombra, bebemos el delicioso y dulce jugo de esta fruta tropical y aprovecha para comer tamales, dulces y salados. Hablamos con un padre y su hija, os que venden las viandas que hemos degustado. Pero tenemos que continuar, me esperan en Tehuacán, son los Track Days de Ducati y estoy invitada a disfrutar del circuito.

    En el motódromo de Tehuacán

    Llegamos a Tehuacán tras una dura jornada, directa al hotel donde me reúno con el grupo de Ducati que está apuntado a estas jornadas. Al día siguiente entramos en el trazado. Muy llano, pero con unos giros técnicos que me hacen disfrutar de lo lindo sobre mi Urban Enduro. Me mezclo con los asistentes a este evento aprovechando al máximo las indicaciones de uno de los monitores que ya conocí en mi anterior viaje por este país. Cuando termina la jornada me uno al grupo que viaja hacia Puebla, tras una comida en un bar cercano al circuito salimos por la autopista en la que encontramos un gran atasco (aquí llamado “taco”), se nos hace de noche. Nos despedimos en el último peaje, es de noche, justo lo que no quiero, lo que me pone nerviosa en la moto: la noche, la oscuridad.

    Pánico en la autopista

    Mi vista se ve drásticamente reducida, las luces me deslumbran cegándome durante unos segundos vitales. Pese a que me han indicado por dónde llegar al hotel sorteando unas obras, me pierdo. La carretera está en construcción, me paso la primera rampa, no logro retomar le camino, el suelo está arañado, lleno de profundos surcos que hacen que la rueda delantera se desvíe constantemente. Los nervios comienzan a apoderarse de mi. No hay ni una luz el muchos metros alrededor. No veo nada. Los coches me pasan por todas partes sin cuidado. Me siento como una pequeña hormiga desorientada. Rezo para que mi TomTom Driver calcule rápido una alternativa. Marca siete kilómetros más, antes sólo eran uno y medio. Espero no meterme por lugares peligrosos, complicados.

    Respiro hondo, ya me he visto en esta situación en otras ocasiones y siempre se resuelven de buena manera. Me tranquilizo. Estoy por fin, atravesando la ciudad. Llego hasta el centro, es precioso. La Heroica Puebla de Zaragoza, grande y moderna, esconde un corazón colonial, mimado, coqueto.

    Llego a la puerta del hotel. Es uno de los Hoteles Boutique de México, La Sacristía. Está en el callejón de los sapos. Una puerta amarilla, pequeña de doble hoja en madera. Aparco delante y llamo…

    El callejón de los Sapos

    Si alguna vez he estado en un hotel especial, sin duda este es uno de ellos. Forma parte . Esta casa típica con patio central era una casa de vecinos, una corrala la llamamos en España. Casas humildes donde se compartía el centro para tareas como lavar, colgar la ropa, charlar o preparar algún alimento. Pequeños apartamentos donde vivían las familias, con una estufa de leña y varias camas. Los baños eran comunes también. Hoy, esta casa restaurada ha sido un anticuario durante tres generaciones. En su interior una decoración recargada, llena de obras de arte, piezas de valor, muebles antiguos, acompañada por los vivos colores que México siempre regala: rosas, verdes y amarillos. Cada habitación es diferente.

    Me toca dormir en una estupenda cama con dosel a la que tengo que subir de un brinco. Mi Ducati ha sido acomodada en la recepción. 3,2,1…a dormir.

    Al día siguiente llevo la Urban Enduro a Ducati Puebla, la tienen que hacer la revisión delos 1000 km. ¡Me la habían dado con 3 km nada más y ya tienen mil!! “este país es tan grande” pienso…

    Mientras revisan la moto, cambian aceite y filtros me vienen a buscar, me voy a ver Puebla y hacer unas cuantas compras. A la vuelta tengo una sorpresa en el concesionario: una de las personas que conocí en los Ducati Days me ha dejado un regalo: una botella de rico mezcal que ellos mismos embotellan. ¡Gracias! Con todo preparado vuelvo a ponerme en marcha, tengo que pasar del estado de Puebla al de México para llegar a dormir a Cuernavaca. En cinco horas estoy en mi destino, en una casa de huéspedes en lo alto de la ciudad.

    Una cerveza y a la cama, al día siguiente tengo que llegar al estado de México a Valle del Bravo que aunque ya estuve hace unos días, es un buen punto para partir hacia el oeste. Una sorpresa me espera en la ascensión hasta este Pueblo Mágico: encontrarme con la migración de las mariposas monarca que vuelan desde Canadá hasta el sur y que se cruzan en el camino formando mágicos enjambres de alados colores. Reduzco la velocidad de mi Ducati hasta dejarla bajar en punto muerto y frenando para pasar con sumo cuidado al rededor de estos increíbles insectos migradores. La belleza es tal, que tengo que detenerme, bajarme de la moto y meterme entre ellas, me siento flotar dentro de esa extraña nube de alados seres vivos que se posan metros más abajo en los árboles y la hierba, forrando con sus alas cada lugar donde se posan.

    Mil Cumbres

    El desayuno en Valle del Bravo, una localidad marcada como Pueblo Mágico, resulta instructivo gracias a las indicaciones para Baja California (mi siguiente destino en este México Mágico) del “Niño Explorador”. Me reúno con un grupo de, como dicen aquí “puras be emes” y comenzamos el recorrido por uno de los tramos míticos del los rallys mexicanos el famoso Mil Cumbres. Una enlazada de curvas bien peraltadas de trazo estrecho, con unos espectaculares barrancos y cascadas, una zona llena de abejas que cruzan sin cesar de un lado a otro. Paramos a hacer fotos, nos divertimos entre las curvas y por fin, llegamos a los pies de la montaña, ha sido una gran experiencia, logro imaginarme este rally y lo espectacular de ver esos coches saltando entre las bajadas, salpicando cuando cruzan a toda velocidad los riachuelos del agua que escurren por paredes de la montaña…

    Después de una deliciosa comida en Morelia con todos los amigos que me habían acompañado a hacer este magnifico tramo desde Valle del Bravo hasta Morelia, toca descansar. De nuevo la generosidad de los dueños de uno de los hoteles Boutique, permite que duerma como una princesa. Pero este hotel, guarda un montón de misteriosas sorpresas, como el árbol de más de 140 años, un “Pata de Elefante” que abrazo en esa foto.

    Continuará…

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    Leer el anterior post que habla de Yucatán y Chiapas…clik aquí.

    nformación sobre hoteles:

    San Cristobal de las Casas, Hostel Rossco, hotel amigo de los motoristas pincha aquí.

    Hoteles Boutique de México, lugares mágicos para descansar, pincha aquí.

     

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