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    turespacio.com

    2013
    03
    May
    turespacio.com

    En Turismo: La competitividad basada en la creatividad o en “la tendencia”?

    Con el paso de los años, todos los sectores productivos nos hemos visto en la necesidad de entender y jugar con el concepto de competitividad. En nuestra industria cientos de actores abordan el barco diariamente varios de ellos sin experiencia alguna pero autodenominados expertos, profesionales, gurús, consultores y asesores.

    Gracioso ver que más del 40% de los usuarios de twitter se autodenominan “Community managers”, “expertos en social media”, “consultores de E-commerce” entre otros… Conozco incluso varios que representan cadenas, agencias y hoteles que nunca han visitado físicamente.

    La industria hotelera y del viaje ha sufrido una transformación operacional y financiera en los últimos 2 lustros, especialmente en Latinoamérica y el Caribe. Debido a grandes fallas en planeación, muchas habitaciones han sido construidas (hoteleras, fraccionales, de tiempo compartido, residenciales) sin una debida planeación a largo plazo. Escuchamos las quejas constantes de los desarrolladores y directores debido a las bajas ventas y ocupación, y en temporadas altas escuchamos a los mismos con quejas debido al tráfico y saturación de sus destinos. Esto es resultado natural de un frecuente cambio en el uso de suelos, falta de proyección estratégica y deficientes infraestructuras y conectividades marítimas y aéreas.

    Aumenta la oferta en una proporción muy superior a la demanda, el pastel que antes se dividía en 20 piezas ahora se divide en 100 o más; muchos de nuestros destinos no cuentan con una red vial o aérea apropiadas, los boletos aéreos existen en una realidad financiera diferente a la de los ingresos de la mayoría de la población y las tendencias del mercado cambian constantemente.esto, indudablemente nos lleva a tener destinos que trabajan con temporadas altas y bajas en las que la fluctuación del flujo de efectivo es abismal, lo que termina afectando a las comunidades residentes (por sus bajos ingresos) y a la demanda que cuando puede viajar no encuentra boletos a precios razonables o las tarifas hoteleras están fuera de su alcance.

    Los intermediarios o canales de venta (normalmente en su mayoría con capitales extranjeros) nos informan de las “tendencias” del mercado, nos han dicho en las últimas décadas cual debería ser nuestra tarifa y nuestro producto para aumentar la producción de nuestras empresas. Pero es realmente esto lo que nosotros necesitamos? o es lo que ELLOS necesitan.

    La oferta turística latinoamericana de los años 70′s basaba sus diferencias competitivas en calidad, en variedad, en identidad cultural y gastronómica, en la belleza y cuidado de sus destinos y en los valores agregados que cada país y destino ofrecía a su mercados domestico y receptivo. Las categorías hoteleras eran respetadas y se hacían pactos para establecer las tarifas piso que eran respetadas a cabalidad por todos.

    Hoy, la competitividad es meramente tarifaria, lo que nos ha llevado a una interminable “guerra del centavo” en la que los descuentos permanentes son la única estrategia de competitividad. Las derramas económicas locales se ven disminuidas año tras año mientras que la industria de la construcción sigue con el beneplácito de las autoridades acabando con los entornos naturales las biosferas y el patrimonio cultural e histórico para generar aun más competencia que indudablemente tendrá que también entran en la misma debacle tarifaria de la plaza en la que se encuentre.

    El concepto All Inclusive o Todo Incluido fue desarrollado con gran inteligencia hace cerca de 35 años, con la intención de crear “Hoteles Destino” que se ubicaban en exóticas playas en las que NO había otra actividad que hacer, no había restaurantes, comercio formal o actividad nocturna externa, por lo que el concepto encajaba perfecto para una demanda que quería disfrutar de sus vacaciones en un solo lugar. Con el paso del tiempo se nos dijo que “los mercados” querían “All Inclusive” y entonces todos decidimos entrar, sin importar que en muchas ciudades y poblaciones habría una afectación a la industria circundante y al flujo de caja local, incluso a sabiendas que el Plan Europeo se vería fuertemente afectado pues los ingresos de venta interna bajarían dramáticamente lo que nos obligaría a pensar en volumen en vez de ingreso por cuarto ocupado.

    Años después nos dijeron que además debíamos tener tarifas competitivas internacionales por que otros países estaban mas económicos, luego nos presentaron el posicionamiento en sus páginas internet y la importancia de que estuviésemos en los primeros lugares para tener visibilidad, posteriormente nos hablaron de los cooperativos y de las publicidades en campañas en su propias páginas y poco a poco les fuimos entregando las llaves de nuestros negocios y de nuestros destinos. Les permitimos que nos dijeran qué vender, cuándo, cómo y a cuánto, y además nos pidieron dinero para financiarlos. A todo dijimos que sí.

    Hoy al viajar por ciudades latinoamericanas vemos grandes similitudes en la oferta, todos ofrecemos lo mismo, competimos por el centavo, la calidad ya no es importante sino el precio,  hoy todos nos parecemos y estamos en niveles muy altos de transculturación y subculturación de nuestras identidades turísticas nacionales. De seguir así, ¿Cuál será la diferencia que hará que un viajero decida ir a un país o a otro si todos tendremos absolutas similitudes porque así nos lo dijeron?

    No es prudente seguir abaratando nuestras identidades para engrosar las utilidades de terceros incluso por encima de nuestras economías locales. Debemos trabajar en equipo por la calidad, por la diferencia, por la identidad; atender como queremos ser atendidos; diferenciarnos de todos los demás y por medio de entrenamiento, renovación, calidad, calidez, creatividad, generando conceptos diferentes con autonomía y sustentabilidad, siendo originales e involucrando a nuestros equipos operativos quienes son los que REALMENTE nos pueden decir lo que quieren nuestros clientes.

    La decisión es nuestra, ¿Hacia dónde y hacia quienes queremos llevar nuestro producto? ¿Con qué valores agregados? ¿A qué nichos específicos de mercado? tomaremos el control de nuestras empresas y de nuestros destinos con creatividad y con apego a nuestras ventajas competitivas naturales, históricas, culturales y patrimoniales? o mejor seguimos bajando las tarifas por diez años más?

    Miguel Andres Hernandez

    HOTELES BOUTIQUE DE MEXICO

    www.hotelesboutique.com

    Sígueme en Twitter: @miguelandresha