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    Un santuario natural llamado «Hotelito Desconocido»

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    2012
    26
    May

    Mi viaje comenzó en Puerto Vallarta tomando la carretera federal 200, y con tan sólo una hora y media de camino llegué al Playón de Mismaloya en el poblado de La Cruz de Loreto. Cuando llega uno a la entrada del Hotel se empieza a sentir en otro mundo; bardas de troncos y mucha vegetación tropical.

    Al llegar  a la entrada me recibió personal del hotel quién da la bienvenida e indica el camino hacia la recepción. Continué adentrándome a la propiedad donde se va incrementando la vegetación. Llegando a recepción me recibió Jose María, el Gerente General, e Irene, Encargada de Reservaciones. La bienvenida fue con una toalla fresca con un aroma muy suave que al instante te relaja y comienzas a olvidar el camino, además de un delicioso jugo de papaya, fresa y mango; muy refrescante.

    La recepción del hotel es abierta con pisos de madera evocando un aire rústico y una pequeña sala en la que uno puede hacer uso del Internet inalámbrico.  En esa misma área hay una barra de madera, con decoración muy básica y una mesa bastante grande donde se tiene el libro de visitas y el libro de comentarios, ambos libros muy grandes de un papel reciclado.

    Junto a la recepción tienen una pequeña boutique con artículos de primera necesidad, artículos decorativos, ropa y accesorios de varios lugares de la República. También encontrarán un área común con aire acondicionado, televisión y DVD. (el único sitio del hotel donde los encontrarán)

    La vista general del hotel es arena, vegetación y vistas acuáticas; un verdadero paraíso tropical. Caminando rumbo a las habitaciones uno de los primeros lugares que uno encuentra es el Spa “Solecito”, donde la recepción del mismo es una Botica! Tal cual lo imaginan, una botica de los años 20, con los muebles de madera restaurados y decoraciones a la usanza. En contraste da uno vuelta a la recepción y se encuentra con un área magnífica de hidroterapia con tinas y jacuzzis al aire libre, rodeados de mucho verdor y cabinas en forma de pequeñas palapas. Las palapas tienen una decoración de pinturas rústicas en los muros exteriores. El sauna y vapor tiene equipos muy modernos al igual que los detalles de su decoración.

    La propiedad ofrece tres vistas en sus palafitos: laguna, laguna –mar y mar. Los nombres están basados en la lotería mexicana. Catrín, gallo, maceta, campana, etc. y éstas se encuentran ambientadas según «su carta», tanto en colores como en decoración. Todas las habitaciones cuentan con cama King Size, algunas de ellas redondas =). Cuentan con una Suite Presidencial que es «el Catrín» que cuenta con las tres vistas que se tienen, está tiene su propia alberca y jacuzzi, torre donde uno puede disfrutar de la increíble vista de toda la propiedad y  la recamara independiente a un amplia sala de estar.

    Al llegar a mi habitación quede muy complacida desde el inicio, un palafito con una amplia terraza con un par de sillas, mesita de servicio y dos hamacas, perfecto para contemplar la tranquilidad del lugar. Al entrar al palafito lo primero que se ve es la cama en este caso redonda, y sobre de ella a unos dos metros una gran campana de la que se desprende el pabellón para evitar que los mosquitos se acerquen demasiado en la noche.  Del lado izquierdo una pequeña estancia con una mesa de lectura (además encontrarán un bolso de playa que les prestan durante su estancia), un gran sofá, detrás de la cama el closet y a continuación el área de lavabos dobles, que tienen detrás un gran espejo y el mueble tiene también motivos de campanas en su decoración. Unos jabones de tepezcohuite que dejan la piel muy suave. De lado derecho de la cama una gran tina de baño en mármol y un muro angosto que tapa la regadera, la cual está descubierta, sin techo, le cubre una pared  hacia el área de la laguna y vegetación hacia el área de la terraza del palafito. La regadera es tipo spa, por lo que son cuatro discos con diferentes tipos de chorro todos a muy alta presión, es una experiencia increíble, y las amenidades le ayudan a destacarla con aromas de romero, lima y mandarina. Un gran detalle de decoración es que las tuberías están descubiertas 😉 muy  industrial.  En la habitación no hay electricidad, cuenta solo con un par de contactos para cargar equipo, por lo que verán muchas velas en los palafitos.

    Del lado de la laguna hay un restaurante llamado Diablito, donde se sirve el desayuno y la cena. Para llegar a la playa, alberca, palafitos de playa y restaurante es necesario cruzar la laguna en panga; siempre hay alguien al pendiente para realizar la transportación. Una vez del lado de playa lo primero que se ve es el restaurante “El Nopalito” donde uno puede disfrutar de la comida o pedir el servicio directamente en la alberca.

       

    Después del viaje y del recorrido decidí que lo primero sería comer. El menú: aguacate relleno de jaiba, tampiqueña de res y de postre pan de elote con helado de tomillo (deliciosa combinación). Además el hotel maneja un plan todo incluido (excepto bebidas alcohólicas), les recomiendo tomen está opción.

    Y ahora si llegó el momento de disfrutar de la alberca de agua salada, la cual tiene calefacción y su propio jacuzzi, además de una vista espectacular hacia la playa y lo mejor, dentro de la alberca hay un colorido despliegue de hamacas.

    Luego a descansar un rato en la habitación y prepararse para la cena, conforme se va obscureciendo se acerca una camarista a la habitación para encender las velas de la habitación, el lugar se vuelve mágico muy romántico.

    Para la cena en el restaurante «El Diablito»  fue muy agradable ver la decoración. Tienen varias mesas cerca de la laguna y al fondo el bar está estilizado como la botica, con muebles antiguos y cristalería de la época. Miguel, uno de los meseros, me estuvo contando sobre el hotel y los cambios que tuvo durante la remodelación. El chef muy amablemente sugirió un menú el cuál debo decir fue increíble. Empezando por unos mejillones a la parmesana, seguido de un carpaccio de venado y como plato fuerte langosta (tan finamente preparada que los trozos de carne se deshacen cual mantequilla!), acompañado de una copa de vino blanco, finalizando con un tamal dulce. También uno puede decidir durante la cena si desean solicitar el desayuno del día siguiente a la habitación.

    El cielo tan estrellado como en pocos lugares es posible verlo, la inmensidad de la noche te cubre en este lugar, el silencio, la paz.
    Al llegar a la habitación habían preparado la cama para dormir y dejaron un maravilloso adorno de palma con flores, simulando un frutero, relleno de chocolates y galletas. A la mañana siguiente fue genial abrir la puerta de mi habitación y descubrir un servicio de café de olla esperándome, mientras contemplaba a las aves volando.

    El desayuno decidí tomarlo en el Restaurante «El Diablito», unos huevos benedictinos con jugo de zanahoria. Lo mejor que se podía hacer después ya para despedirme de Hotelito, volver a disfrutar de la alberca y las hamacas.

    Al salir del hotel, me despidieron José María e Irene, quiénes amablemente me ofrecieron una botella de agua para el camino de regreso y además me sorprendieron al entregarme mi vehículo recién lavado tanto en exteriores como en interiores. =)

    La mejor forma de describirlo es el encuentro de 2 mundos en donde uno puede sentirse como en una isla desierta, con el estilo y comodidad del siglo XXI, ideal para lunas de miel, propuestas de matrimonio o escapes románticos.

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